¡Silencio, por favor!

Facebook, Twittter, Instagram, Youtube, LinkedIn, Vine, Snapchat.

Email, Whatsapp, Apps, …

Smartphone, tablet, portátil,  PC …

Radio, TV, Spotify…

Llamadas de teléfono, informes, presentaciones, periódicos,…

Un buen listado, ¿no? ¿Te has fijado en la cantidad de información a la que diariamente estamos expuestos? A veces abruma. Recibimos tanta, que resulta difícil analizarla, distinguir la útil de la superflua y tomar decisiones en consecuencia. Esto hasta tiene un nombre: “infoxicación”, información en exceso que lejos de ayudar, intoxica.

Intoxica porque a veces es contradictoria, porque se queda obsoleta rápidamente y porque exige una respuesta casi inmediata. Genera un ruido constante que puede provocar distracción, estrés a tu mente y un alejamiento de lo que verdaderamente es importante para ti. Si sientes que te resulta difícil organizar tu tiempo y priorizar, porque no sabes a qué información atender primero, ¿qué tal si buscas un poco de silencio?

 

Te propongo unos sencillos ejercicios para escapar del ruido exterior y escucharte.

1.- Proponte cada día un objetivo. Escoge un momento de la mañana para reflexionar sobre el tema (o tema) en el que vas a poner tu foco a lo largo del día. Basta con 5 o 10 minutos. Ese tema se convertirá en tu prioridad y sobre el llevarás tu atención.  Cuánto más relacionado esté el tema con tus valores y propósito de vida, más sencillo te resultará estar enfocado porque vivirás en coherencia.

Una vez identificado el tema, escribe en un cuaderno tu objetivo de  la forma más específica posible y lista las tareas concretas relacionadas con él que sí harás ese día. De esta manera ya estarás planificando tu día desde por la mañana. Es importante que las escribas, y no solo que las pienses, porque al escribir das estructura al pensamiento, y el simple hecho de elegir palabras hace que conectes con emociones, imágenes, sensaciones físicas, etc. que te vincularán más con lo que quieres conseguir.

2.- Recuérdate el objetivo. Usa notas, post-its  o lleva contigo pequeños objetos que te hagan regresar al objetivo diario cuando el ruido te envuelva. Si te descubres a ti mismo atrapado por emails, llamadas o leyendo en Internet sobre algo que nada que tiene que ver con tu objetivo, reevalúa, y si tu objetivo de la mañana sigue siendo lo más importante, vuelve al él.

3.- Usa listas. Si a lo largo del día surgen tareas  que se pueden posponer o delegar y que no quieres que se te olviden, anótalas para luego “agendarlas” o encargárselas a alguien. Lo que está escrito ya no está en tu mente haciendo más ruido. Cuando quieras podrás recuperar todo lo apuntado para organizarlo simplemente leyendo tu cuaderno.

4.- Fíjate horarios libres de ruido. ¿Qué tal si apagas el móvil y la TV a ciertas horas? ¿Cómo sería una comida sin estar pendiente de los Whatsapps? Seguro que te sabría mejor. Los padres muy frecuentemente ponen horarios a sus hijos pensando en su salud. ¿Y si piensas un poco en la tuya y dedicas tu tiempo a lo que aporta (objetivo) y no a lo que distrae e intoxica?

5.- Un día cada día.  Prueba a estar presente en el presente. Cuando tu mente se vaya al mañana o al ayer usa tus notas o post-its para recordarte el objetivo de hoy.

6.- Respira. Si tu cuerpo  o tu mente te avisan (no puedes concentrarte, tienes palpitaciones, recibes varias peticiones urgentes a la vez, te ves a ti mismo “perdiendo el tiempo”, etc.) ayúdate de la respiración para calmarlos y volver al silencio. Para ello, cierra los ojos si puedes. Haz varias respiraciones profundas seguidas, y acompaña la exhalación con una ligera sacudida de brazos y hombros mientas visualizas mentalmente esos recordatorios y tu cuaderno con el objetivo del día. Ahí es donde quieres tener el foco, no en otro sitio.

7.- Di que no. Practica fórmulas amables de: “Por favor, no molestar”.

8.- Revisa tus notas, repasa tu día y cierra el cuaderno.  Al final del día, en el momento en que tú elijas, vuelve a dedicar unos minutos a revisar tu objetivo y tus tareas. Tacha lo que ya hayas cumplido y felicítate de por ello. Cierra el cuaderno hasta la mañana siguiente. Recuerda, te fijaste horarios libres de ruido. El cuaderno es una ayuda, no lo conviertas ahora en una nueva distracción. Deja espacio para tu descanso mental.

 

¿Cómo crees que te sentirías si probaras a hacer estos 8 ejercicios durante toda una semana? ¿En qué medida esta rutina te ayudaría a gestionar el tiempo, reducir el estrés y mejorar tu salud?

El historiador británico Thomas Carlyle decía: “El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes”.  Si estás permanentemente envuelto en ruido corres el riesgo de dejar escucharte y que termines moviéndote al ritmo que marcan otros. Para antes de que suceda y decide por ti.

 

Coaching para el Cambio en Madrid

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