No tienes un cuerpo, eres un cuerpo

Es frecuente dar por hecho que el cuerpo, ese espacio donde habitamos, nuestro verdadero HOGAR, es una máquina perfecta que nos va a permitir llegar a donde queremos, relacionarnos como queremos, hacer lo que queremos y cuando lo queremos. La mente manda y los órganos obedecen.  Pero, ¿es realmente así?

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