Un mar de preguntas

El siguiente artículo ha sido escrito por Armando Abraham, un amigo deportista, coach y mucho más.
Y es que Armando es un apasionado surfista y entrenador personal que nació en Puerto La Cruz, Venezuela. Como ciudadano del mundo su pasión por los deportes, el surf y la aventura lo han llevado a viajar y surfear en lugares increíbles como Nigeria, Sudáfrica, Ghana, República de Benin, Francia, Portugal, etc. Actualmente vive en Madrid, donde estudia Coaching Deportivo en la Universidad Camilo José Cela, entrena a personas para que desarrollen al máximo sus capacidades, y sigue descubriendo buenas olas por la costa europea.
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Cómo construir relaciones satisfactorias

Sin duda las relaciones personales pueden ser una fuente de bienestar.  La primavera y el verano parecen ser estaciones más proclives a las nuevas relaciones y es entonces muchas personas están más receptivas al amor, el enamoramiento, la pasión, etc. Otras, sin embargo, se lamentan por no tener una relación o porque ésta sea insatisfactoria. Dicen tener mala suerte…

Hoy te invito a que te cuestiones si realmente es mala suerte o si puedes hacer algo para tener las relaciones que deseas. Y esta reflexión la puedes aplicar a tu relación de pareja, pero también al resto de ámbitos: familia, amigos, trabajo, y ante todo, a tu relación contigo mismo. Para estar bien en compañía conviene revisar primero cómo estás contigo mismo y desde dónde te acercas al otro.

El psicólogo humanista Abraham Maslow afirmaba que: “Nuestro bienestar, nuestra autorrealización, parte de tener relaciones significativas con nosotros mismos y con los demás”. Y por relaciones significativas podríamos entender aquellas que en las que sus miembros aportan, comparten, aprenden y en definitiva, crecen desde la igualdad y la libertad.

Por eso, te animo a una reflexión en 4 pasos:

1) ¡Descúbrete! En las sesiones de coaching así como en las charlas y talleres que imparto, siempre pregunto cuál es el fin último que guía las decisiones y comportamientos de mis clientes. Esto es: qué quieren realmente, qué pretenden conseguir y para qué quieren conseguirlo.

En el ámbito de las relaciones pasa igual, qué tipo de relaciones quieres y para qué orientará tu acción en una dirección u otra. Por ello, si aspiras a tener relaciones significativas empieza primero a conectar contigo mismo contestando estas preguntas:

  • ¿Qué es lo que más valoras de las personas con las que te relacionas (contigo, familia, amigos, pareja, etc.)?
  • ¿Qué aspectos de tus relaciones mejorarías (contigo, familia, amigos, pareja, etc.)?
  • ¿Qué obstáculos te dificultan tener el tipo de relación que deseas (contigo, familia, amigos, pareja, etc.)?
  • ¿Qué has hecho hasta ahora para tener el tipo de relaciones que quieres y con qué resultados?
  • ¿Qué vas a ofrecer tú en tus relaciones (contigo, familia, amigos, pareja, etc.)?
  • ¿Cuál es tu esencia, tu verdadero yo? ¿Estás dispuesto a mostrarte?
  • ¿Cuáles son los estados de plenitud que has vivido? ¿Qué hay de común en ellos?

Dedícate tiempo, las respuestas están en ti.

2) Cuídate primero para cuidar al otro después. No puedes dar aquello de lo que careces. Si pides a otros que te den lo que tú mismo te niegas, ¿desde dónde te relacionas? ¿Desde la libertad interior o desde la dependencia? El tipo de relaciones que vas a construir en ambos casos es muy diferente:

  • Si te relacionas desde la libertad interior, crearás relaciones responsables basadas en:
    • El autoconocimiento.
    • El amor propio (que no es lo mismo que egoísmo).
    • La capacidad para no poner en manos de otros tu bienestar.
  • Si te relacionas desde la dependencia, crearás relaciones desiguales basadas en:
    • La exigencia, pretendiendo que otros hagan por ti lo que tú estas dispuesto a hacer por ti mismo.
    • El victimismo y la manipulación, poniendo el foco siempre en el otro o en las circunstancias como causantes de tu estado emocional.

Para cuidarte a ti mismo:

  • Escucha tu cuerpo y escucha tus emociones porque tienen valiosos mensajes para ti. No evites las sensaciones negativas, no las tapes. Cuando aparezcan investiga qué hay detrás y toma decisiones con perspectiva. ¿Qué estímulo ha causado esa emoción? ¿Sabes identificar de qué emoción se trata?
  • Recurre a tus fuentes de energía y ¡cárgate! Haz más aquello que te hace feliz. Dibujar, comer un pincho de tortilla en tu bar  de siempre, correr por el campo, … lo que sea que te haga experimentar esos estados de plenitud de los que hablaba antes.
  • Simplifica tu vida. Evita compromisos por el qué dirán, deja de hacer lo que no te hace bien y ten siempre presente lo que has descubierto de ti en el punto 1: qué quieres y para qué lo quieres.

3) Descubre al otro. La misma apertura que has tenido para descubrirte a ti, aplícala al descubrimiento del otro. “Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos” decía Antoine de Saint-Exupery en “El Principito”.

  • Elige cómo quieres comunicarte: ¿desde tu esencia o bajo una máscara? Recuerda que desde dónde te relaciones provocará un resultado diferente: relaciones significativas vs relaciones instrumentales.
  • Muestra interés, escuchándole de forma activa y sin juicio. Permite que si quiere, pueda mostrarse a ti también desde su esencia.
  • Crea las condiciones para la comunicación: dedica tiempo y espacio porque la confianza es algo que se construye.

4) Mantén el equilibrio entre el dar y el recibir. En una relación significativa las personas que forman parte de ella están en condiciones de igualdad, dan y reciben. Si una da siempre y la otra recibe siempre, llega un momento en que los límites de una de ellas se sobrepasan, la relación deja de permitir el desarrollo de sus miembros y el equilibrio se rompe.

Cuando esto sucede, uno o todos los miembros se retiran. Pero ¡atención!, puede retirarse emocional y no físicamente. Una relación puede haber dejado de ser significativa, con miembros distanciados o que se relacionan desde la dependencia, pero que aun viven bajo la etiqueta social de relación (noviazgo, matrimonio, etc.). La comunicación desde la esencia surge entonces como una vía para intentar restaurar el equilibrio, buscando objetivos comunes y acuerdos para satisfacer las expectativas de todas las partes.

Como ves, hay mucho que tú puedes hacer para que tu relación de pareja sea significativa.  Y sin duda, lo que siempre está a tu alcance es el poder de decidir cómo quieres que sea tu vida.

“No se puede vivir para todo el mundo, sobre todo para aquellos con los cuales no se querría vivir”

(J.W. Von Goethe).

Coaching para el Cambio en Madrid

El poder de las decisiones

¿Recuerdas cuándo fue la última vez que tomaste una decisión de ésas que te puede cambiar la vida? Puede que fuera algo relacionado con tu trabajo, tu pareja actual, el lugar donde vives, la paternidad/maternidad, etc…

¿Qué te hizo llegar a ese punto en el que se abrieron ante ti nuevas posibilidades, nuevos caminos en los que se podía diversificar tu vida?

¿Huías de algo que ya no te gustaba o ansiabas lograr algo nuevo? Desde dónde se toma una decisión afecta a la actitud con la que vives el proceso, al proceso en sí y a los resultados del mismo. No es igual alejarse de algo que no ya quieres que acercarse a lo que sí quieres.  La motivación en un caso es destruir y acabar con lo que ya no deseas.  En el otro,  construir y crear lo que sí ansías.

¿Qué relación existe entre esa gran decisión tomada y tus valores y prioridades? ¿Elegiste pensando en ser coherente contigo o buscabas agradar a otros? ¿Eligió tu miedo o eligió tu libertad?

Tener este conocimiento sobre cómo tomas decisiones importantes te dará muchas pistas para empezar a cuestionarte cómo tomas esas otras decisiones cotidianas que quizá no te cambien la vida de la noche a la mañana, pero que mantenidas en el tiempo y convertidas en hábitos, pueden tener el mismo impacto vital que divorciarte, tener hijos o mudarte al extranjero.

Todos somos resultados de nuestras decisiones. Decidir supone  elegir la respuesta ante cualquier situación y aceptar las consecuencias que se deriven.  Por lo tanto, decidir implica:

1) Responsabilidad para escoger entre varias opciones,

2) Aceptación de las consecuencias. Porque como decía el profesor y escritor Stephen  Covey : “Cuando uno recoge una punta del palo, también recoge la otra».

Mi invitación de hoy es que empieces a prestar más atención a tus decisiones: a las que tomas  y que no tomas;  para que desde ese conocimiento veas hasta qué punto eres el capitán de tu vida.

Alguien dijo “Si no tomas decisiones, otro las tomará por ti y no pensará tanto en tu felicidad como tú mismo”. Yo comparto esta opinión.

Cuando decides puedes fallar. Cuando decides puedes ser criticado. Cuando decides, toca pasar a la acción y ello implica esfuerzo y como todo cambio, incomodad e incluso miedo.  Por eso muchas veces las personas tendemos a retrasar la toma de decisiones. Pero ¡ojo!, si las retrasas tanto puedes dejarte guiar por otros capitanes y llegar a un destino que en nada se parezca a aquél en el que deseas permanecer. Entonces, entras en crisis y sólo parece quedar la opción de huir y destruir en vez de acercarte y construir.

¿De veras tienes tanto miedo como para no elegir ahora lo que quieres en tu vida? Si no es miedo, ¿qué te impide hacerlo? Sin excusas, sin quejas, toma decisiones y pasa a la acción.

Te dejo 5 estrategias que te ayudarán a movilizarte y empezar a tener otros resultados:

1) Dedica tiempo para ti. Haz una pausa todos los días para descansar, para pensar, para reunirte contigo mismo. Pregúntate cómo estás hoy, qué quieres tú en este momento de tu vida (y no otros). Reconócete tus dones y talentos, y cerrando los ojos imagina la vida que deseas. Permítete este encuentro diario contigo. Conocerte mejor te permitirá conectar con tu pasión, con tu esencia e ir dejando atrás el piloto automático.  Se trata de un tiempo para ser, no para hacer.

2) Conoce tus valores y prioridades. ¿En qué medida tu comportamiento es coherente con ellos? ¿Dónde está tu foco: en lo importante o acaso en lo urgente? “Cuando tus valores son claros para ti, tomar decisiones se vuelve más fácil” (Roy E. Disney), ¿qué te sugiere esta frase?

3) Busca tu “para qué”. Cuando llegue el momento de elegir, pregúntate: ¿para qué elijo esto? ¿Cuál es el objetivo que pretendo alcanzar con esta decisión? Lo que eliges, ¿tiene que ver con lo que realmente quieres  o te dará más de lo mismo?  Quizá descubras que muchas decisiones son tomadas en función de las  expectativas de otros o que son más propias de tu “yo pasado” que de tu “yo actual”.  Si es así,  ¿qué vas a decidir ahora?

4)  Piensa en lo que ganas y en lo que pierdes. Tomar una decisión te saca de donde estás y te lleva a otro sitio. En ese otro sitio: ¿en quién te conviertes? ¿Qué haces? ¿Qué tienes? ¿Qué aprendes? Recuerda, tomar una decisión implica aceptar sus consecuencias, tenlas también en cuenta.

5) Identifica qué te impide tomar decisiones.  ¿Es el miedo? El mejor antídoto contra el miedo son el amor y la confianza:

  • El amor a lo que quieres para ti, el amor a lo que quieres para otros, el amor a tu contribución en el mundo, el amor a tu esencia.
  • La confianza basada en el autoconocimiento adquirido en esos encuentros contigo mismo.  La confianza en que tu “para qué” es coherente con tus valores y prioridades.

Amor y confianza te darán la fuerza suficiente para coger al miedo de la mano y pasar a la acción. No desparecerá pero se hará más pequeño y podrás avanzar.

Para terminar quiero compartir un vídeo de Mario Alonso Puig, médico y coach, que contiene una frase tan sugerente como: “ No sucede nada en nuestra vida si no decidimos que suceda. Las decisiones nos construyen o nos destruyen”.  Te animo a que lo veas para indagar un poco más en qué creencias están afectando a tu toma de decisiones. Y recuerda, si no te gusta dónde estás, ¡Muévete!

https://www.youtube.com/watch?v=MtLdwDtNkhw

 

Coaching para el Cambio en Madrid

Felicidad laboral: ¿a dónde te llevan tus elecciones?

Habitualmente dedicamos muchas horas de nuestra vida al trabajo. Desempeñar una labor acorde a nuestros valores, que nos guste, que se nos dé bien y que aporte valor a otros, marca la diferencia entre la realización y la infelicidad.

Si sabes que donde estás no es donde quieres estar, que tu salud física y emocional se están viendo comprometidas,  ¿a qué esperas para elegir algo diferente? ¿Acaso a que otros como tu jefe, la empresa o la economía decidan por ti? Si es así, si delegas en otros y no haces nada, ¿qué te hace pensar que tu situación laboral va a cambiar?

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¡Deja tus pensamientos en casa! 5 técnicas para disfrutar plenamente estas vacaciones

¿Te ha pasado alguna vez que sabes que has vivido algo porque los amigos te lo cuentan o porque hay fotos que lo demuestran? Lugares o conversaciones de las que no te acuerdas, personas con las que has hablado y que ahora afirmas que son desconocidas, comidas que no sabes bien a lo que sabían… Si esto te sucede con frecuencia, ¿podrías decirme dónde estabas en cada instante?

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Cómo sobrevivir a la familia y los amigos en vacaciones

¡¡Ya llegaron las vacaciones!! ¡El momento más esperado ya está aquí, por fin!  Todo un año de madrugones, duro trabajo, atascos, reuniones, estrés, obligaciones, etc… Ahora es tiempo de descansar, desconectar y cambiar de aires.

Sin embargo, aunque eso es lo que la mayoría busca, la realidad puede ser muy distinta. La convivencia con la familia o con los amigos no es siempre tan agradable como quisiéramos y lo que anticipabas como un verano perfecto puede llegar a convertirse en el verano de “nunca más”: nunca más con estos amigos, nunca más con mis suegros, nunca más con mis cuñados, nunca más con mis sobrinos, nunca más a esta playa, nunca más en este hotel…

Si estas vacaciones te vas con la familia o amigos, y quieres sacar el máximo partido a tu tiempo de ocio y descanso, te propongo que reflexiones sobre estos 5 puntos:

1) Planificación y gestión de expectativas. ¿Cómo es para ti tu verano ideal? ¿Coinciden tus ideas con las de las personas con las que vas de vacaciones?
Pon tus ideas y las de tus acompañantes en común antes y durante el viaje para que todos podáis disfrutar de actividades en común o por separado que previamente hayan sido consensuadas. Así evitarás malos entendidos, y expresiones del tipo: “es que yo creía que…”. Cuanto más claros estén el plan de viaje, el reparto de roles (especialmente si se comparte casa y hay que hacer labores domésticas, o si uno conduce y los demás van de acompañantes), el aspecto económico, los horarios y estilo de vida durante los días de descanso, mucho mejor.

2) Comunicación. No des por supuesto nada. Háblalo todo antes y durante las vacaciones. Pregunta antes de opinar para conocer bien los hechos y si hay situaciones que no son de tu agrado, muestra cómo esa realidad te está afectando y pide desde el respeto un cambio a los acompañantes. Si no sabes bien cómo gestionar conversaciones tensas, puedes poner en práctica el modelo DEPA, que se refiere a:

  • D – DESCRIBIR: describe de manera clara la situación que quieres cambiar.
  • E- EXPRESAR: expresa en primera persona y sin acusar al otro cómo te sientes ante esa situación.
  • P- PEDIR: pide un cambio concreto en el comportamiento del otro.
  • A- AGRADECER: agradece al otro la atención que presta tu petición.

3) Flexibilidad, humor y perspectiva: ¿De verdad es tan importante eso que está generando malestar o conflicto con tu familia o amigos? ¿En qué medida te está impidiendo disfrutar de las vacaciones? Recuerda que no estás en tu casa (en tu zona de confort), que durante unos días estás viviendo una realidad diferente. Pues bien, saca de ella el máximo partido, ya volverás a tu casa, a tu rutina, a tus comidas, a tu cama… Antes de enfadarte o de iniciar una “batalla” piensa bien si te merece la pena.

4) Disfrutar del presente. ¡Aquí residen la verdadera desconexión y el verdadero descanso: en el presente! Conecta con lo que estás haciendo en cada momento, no anticipes la vuelta al trabajo, no pienses en lo que has dejado en la oficina. Si te vas de viaje pero tu mente sigue en anclada en los emails, los proyectos, las reuniones, la casa… ¿Crees en serio que vas a descansar?

En mis charlas y talleres sobre el estrés propongo como estrategia para prevenirlo “parar para reparar” TODOS LOS DÍAS, no únicamente en vacaciones. Y no me refiero solo a un parón físico, a dejar de HACER, sino a dejar de PENSAR en el pasado o anticipando problemas del futuro. Estar presentes en el presente e introducir pausas mentales (siesta, meditación, concentración en actividades placenteras, etc.) te harán sentir el verdadero descanso y aprovechar el tiempo vivido. Sócrates decía: “Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones”.

5) Aceptación y responsabilidad. Aviones con retraso, maletas perdidas, robo de la cartera o el pasaporte, el niño que vomita en el coche durante el viaje, una intoxicación alimenticia… Hay muchas cosas que te pueden pasar estando de vacaciones y que se escapan a tu control. Que el enfado porque tus expectativas u objetivos no se cumplen no te impida sacarle partido a tu verano. Acepta cuanto antes aquello que no puedes cambiar y focalízate en lo que sí, busca soluciones. Verás como si tú quieres, con un cambio en tu forma de pensar, hay alternativas que te permitirán seguir disfrutando de este presente. Responsabilízate de tus pensamientos y emociones, que no sean ellos los que te amarguen el viaje.

Las vacaciones con familia o amigos pueden ser muy  gratificantes. Recuérdate por qué querías ir con ellos, agradece su compañía y su cariño, refuerza lazos con ellos, aprovecha para conocerles mejor y para dejarles que te conozcan, comparte con ellos y disfruta que ellos también quieran compartir contigo. ¿No era acaso así tu verano ideal?

 

Coaching para el Cambio en Madrid

¡Ya soy jefe!

Llevabas tiempo deseándolo. Esperabas cada evaluación para ver si ése era el año del ascenso. Pensabas que te lo merecías por tu experiencia y conocimientos. Pues, ¡ya está! Lo has conseguido, ¡enhorabuena! Ya eres jefe.

Te sientes contento y motivado con tu nuevo cargo. Hay una mejora económica que te sirve de estímulo adicional. ¡Qué bien! Y además, ¡hasta tienes despacho! Un espacio para ti solo, libre de ruidos donde concentrarse mejor y recibir a clientes y proveedores. “¡Esto es fantástico!”, piensas.

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¡Silencio, por favor!

Facebook, Twittter, Instagram, Youtube, LinkedIn, Vine, Snapchat.

Email, Whatsapp, Apps, …

Smartphone, tablet, portátil,  PC …

Radio, TV, Spotify…

Llamadas de teléfono, informes, presentaciones, periódicos,…

Un buen listado, ¿no? ¿Te has fijado en la cantidad de información a la que diariamente estamos expuestos? A veces abruma. Recibimos tanta, que resulta difícil analizarla, distinguir la útil de la superflua y tomar decisiones en consecuencia. Esto hasta tiene un nombre: “infoxicación”, información en exceso que lejos de ayudar, intoxica.

Intoxica porque a veces es contradictoria, porque se queda obsoleta rápidamente y porque exige una respuesta casi inmediata. Genera un ruido constante que puede provocar distracción, estrés a tu mente y un alejamiento de lo que verdaderamente es importante para ti. Si sientes que te resulta difícil organizar tu tiempo y priorizar, porque no sabes a qué información atender primero, ¿qué tal si buscas un poco de silencio?

 

Te propongo unos sencillos ejercicios para escapar del ruido exterior y escucharte.

1.- Proponte cada día un objetivo. Escoge un momento de la mañana para reflexionar sobre el tema (o tema) en el que vas a poner tu foco a lo largo del día. Basta con 5 o 10 minutos. Ese tema se convertirá en tu prioridad y sobre el llevarás tu atención.  Cuánto más relacionado esté el tema con tus valores y propósito de vida, más sencillo te resultará estar enfocado porque vivirás en coherencia.

Una vez identificado el tema, escribe en un cuaderno tu objetivo de  la forma más específica posible y lista las tareas concretas relacionadas con él que sí harás ese día. De esta manera ya estarás planificando tu día desde por la mañana. Es importante que las escribas, y no solo que las pienses, porque al escribir das estructura al pensamiento, y el simple hecho de elegir palabras hace que conectes con emociones, imágenes, sensaciones físicas, etc. que te vincularán más con lo que quieres conseguir.

2.- Recuérdate el objetivo. Usa notas, post-its  o lleva contigo pequeños objetos que te hagan regresar al objetivo diario cuando el ruido te envuelva. Si te descubres a ti mismo atrapado por emails, llamadas o leyendo en Internet sobre algo que nada que tiene que ver con tu objetivo, reevalúa, y si tu objetivo de la mañana sigue siendo lo más importante, vuelve al él.

3.- Usa listas. Si a lo largo del día surgen tareas  que se pueden posponer o delegar y que no quieres que se te olviden, anótalas para luego “agendarlas” o encargárselas a alguien. Lo que está escrito ya no está en tu mente haciendo más ruido. Cuando quieras podrás recuperar todo lo apuntado para organizarlo simplemente leyendo tu cuaderno.

4.- Fíjate horarios libres de ruido. ¿Qué tal si apagas el móvil y la TV a ciertas horas? ¿Cómo sería una comida sin estar pendiente de los Whatsapps? Seguro que te sabría mejor. Los padres muy frecuentemente ponen horarios a sus hijos pensando en su salud. ¿Y si piensas un poco en la tuya y dedicas tu tiempo a lo que aporta (objetivo) y no a lo que distrae e intoxica?

5.- Un día cada día.  Prueba a estar presente en el presente. Cuando tu mente se vaya al mañana o al ayer usa tus notas o post-its para recordarte el objetivo de hoy.

6.- Respira. Si tu cuerpo  o tu mente te avisan (no puedes concentrarte, tienes palpitaciones, recibes varias peticiones urgentes a la vez, te ves a ti mismo “perdiendo el tiempo”, etc.) ayúdate de la respiración para calmarlos y volver al silencio. Para ello, cierra los ojos si puedes. Haz varias respiraciones profundas seguidas, y acompaña la exhalación con una ligera sacudida de brazos y hombros mientas visualizas mentalmente esos recordatorios y tu cuaderno con el objetivo del día. Ahí es donde quieres tener el foco, no en otro sitio.

7.- Di que no. Practica fórmulas amables de: “Por favor, no molestar”.

8.- Revisa tus notas, repasa tu día y cierra el cuaderno.  Al final del día, en el momento en que tú elijas, vuelve a dedicar unos minutos a revisar tu objetivo y tus tareas. Tacha lo que ya hayas cumplido y felicítate de por ello. Cierra el cuaderno hasta la mañana siguiente. Recuerda, te fijaste horarios libres de ruido. El cuaderno es una ayuda, no lo conviertas ahora en una nueva distracción. Deja espacio para tu descanso mental.

 

¿Cómo crees que te sentirías si probaras a hacer estos 8 ejercicios durante toda una semana? ¿En qué medida esta rutina te ayudaría a gestionar el tiempo, reducir el estrés y mejorar tu salud?

El historiador británico Thomas Carlyle decía: “El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes”.  Si estás permanentemente envuelto en ruido corres el riesgo de dejar escucharte y que termines moviéndote al ritmo que marcan otros. Para antes de que suceda y decide por ti.

 

Coaching para el Cambio en Madrid

La llama del cambio

En ocasiones nos planteamos cambios en nuestra vida pretendiendo mejorar algún aspecto: relaciones familiares, laborales o afectivas, asertividad, empatía, paciencia, capacidad de escucha, seguridad personal, fuerza de voluntad, etc.

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Deja de quejarte y vive con responsabilidad

“¡Qué horror el tráfico esta mañana! Estaba la carretera completamente atascada. ¡Qué asco de ciudad! Cada día estoy más harta de los coches. ¡¡Ya me han amargado el día!!”

“¡Mi jefe es estúpido! Ahora dice que tenemos que ser más proactivos, que los resultados no se están consiguiendo, que hagamos un esfuerzo más… ¿Y por qué no lo hace él bajándose el sueldo? Me indigna”.

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