En ocasiones nos planteamos cambios en nuestra vida pretendiendo mejorar algún aspecto: relaciones familiares, laborales o afectivas, asertividad, empatía, paciencia, capacidad de escucha, seguridad personal, fuerza de voluntad, etc.
La mecha que prende la llama de esa intención de cambio puede ser muy variada: la valoración de un jefe, una sugerencia de nuestro entorno familiar, conflictos repetidos con terceros, la disconformidad con nuestra vida, la sensación de cansancio y bajo rendimiento, el dolor físico y/o emocional, la enfermedad, etc. La lista puede ser muy larga; pero en resumen podríamos decir que hay dos tipos de motivaciones:
- Motivación externa: otros incitan el cambio.
- Motivación interna: nosotros mismos incitamos el cambio al experimentar un malestar o incomodidad, a veces claramente identificado, otras veces, muy difuso.
Para que esa mecha logre finalmente prender la llama y generar el fuego que dé la energía necesaria para el cambio, entran en juego seis factores:
- Valores: los principios que rigen nuestras vidas. Son percibidos como cualidades o virtudes a alcanzar o mantener.
- Creencias: los juicios y opiniones sobre el entorno y sobre nosotros mismos. Es decir, las creencias se apoyan en los valores y nos marcan lo que es bueno/deseable/alcanzable/merecido vs malo/rechazable/imposible/inmerecido, entre otros.
- Pensamientos: están muy relacionados con las creencias y constituyen ese auto-dialogo interno que tenemos con nosotros mismos.
- Emociones: lo que sentimos: alegría, tristeza, culpa, frustración, enfado, etc.
- Comportamientos: nuestros actos, lo que realmente hacemos y nuestro grado de compromiso.
- Entorno: las personas que nos rodean, con las que tenemos relación y que pueden verse afectadas si nosotros cambiamos.
En mis sesiones de coaching acompaño procesos de cambio en mis clientes y cuando les planteo las preguntas: “¿qué quieres?” y “¿para qué lo quieres?” no es raro encontrar que la motivación (esa mecha de la que hablaba) sea externa, muy baja o incluso que el cambio sea vivido como una obligación, no como un deseo.
Sin tener claro qué cambiar, para qué cambiar y qué beneficios se obtendrán con el cambio, lo más frecuente es que muchas personas no cambien y si lo hacen, sea algo temporal, no una verdadera transformación de vida. Si no hay ilusión, pasión y fe, ¿en qué medida es posible conseguir algo nuevo?
Por lo tanto, si estás planteándote un cambio en tu vida, te propongo un juego. La única regla es que seas sincero contigo mismo. ¿Preparado? Pues ahora respira hondo, dibuja en tu mente ese cambio que quieres experimentar y sigue mis indicaciones.
PASO 1: Escúchate a ti mismo con atención respondiendo a estas cuestiones:
- ¿Qué nueva realidad quiero? ¿Para qué la quiero?
- ¿Cómo cambiará mi vida si la logro?
- ¿Es realmente un deseo mío o de otros?
- ¿Qué me impide alcanzarla?
PASO 2: Siéntete, presta atención a tus emociones y sensaciones físicas cuando te imaginas viviendo esa nueva realidad:
- ¿Qué emoción sientes?
- ¿En qué parte del cuerpo la sientes?
- ¿Qué nombre, adjetivo o color usarías para describir lo que sientes?
PASO 3: Muévete y escribe en un papel tus primeras respuestas a estas preguntas:
- ¿Qué puedo hacer para conseguir esa nueva realidad?
- ¿Qué he hecho hasta ahora para lograrla y con qué resultados?
- ¿Qué habilidades, recursos, ayuda, etc. tengo o necesito tener para experimentar esa nueva realidad?
- ¿Qué obstáculos anticipo? ¿Existen realmente o creo que existen?
- ¿Por dónde voy a empezar?
¡Ya está! ¡El juego ha terminado! ¿Quieres saber quién ha ganado? ¿Ha ganado el cambio o ha ganado la continuidad? Basta con que analices tus respuestas con honestidad y calma.
Cuando la motivación es interna, coherente con tus valores, provoca en ti pensamientos y emociones potenciadores y tiene en cuenta el impacto en tu entorno, tu mecha es como una antorcha. Aunque haya dificultades, tengas que aprender habilidades nuevas o lidiar con emociones incómodas, te iluminará para que busques caminos o hagas el tuyo propio, y llegues a esa nueva realidad.
Si la motivación es coherente con tu esencia, pero se apoderan de ti pensamientos, creencias y emociones limitantes, anticipas fracasos y te crees sin recursos, entonces tu mecha es como la de una cerilla: puede que te dé luz unos segundos, pero no los suficientes para que camines con seguridad. Continuarás en tu misma realidad hasta que analices cuáles de los seis factores anteriores te están asfixiando, de la misma manera que la falta de aire asfixia al fuego.
Este análisis merece la pena, al final se trata de TU VIDA: tu mayor proyecto, tu única realidad, ¿no te parece?
El VERDADERO CAMBIO SIEMPRE NACE DESDE DENTRO HACIA FUERA.
El coaching sirve para:
- ayudarte a descubrir quién eres y quién quieres ser,
- que no camines por senderos oscuros que te lleven a dónde tú no quieres estar (¿quizá sean otros los que están decidiendo por ti?).
Gauguin decía “Cierro mis ojos para poder ver” y el coaching fomenta precisamente la conciencia para ver dentro de ti y la responsabilidad para elegir. De esta manera prenderán esas llamas potentes que te iluminarán y que de otra forma permanecerían apagadas. ¿Estás dispuesto a hacerlo o quieres vivir en tiniebla? Tú eliges.
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