¿Te ha pasado alguna vez que sabes que has vivido algo porque los amigos te lo cuentan o porque hay fotos que lo demuestran? Lugares o conversaciones de las que no te acuerdas, personas con las que has hablado y que ahora afirmas que son desconocidas, comidas que no sabes bien a lo que sabían… Si esto te sucede con frecuencia, ¿podrías decirme dónde estabas en cada instante?
Tu cuerpo parece que estaba allí, pero ¿y tu mente? ¿Dónde estaba tu atención? No estaba ni en ese lugar, ni en esa conversación, ni saboreando esa comida… Perdiste parte de tu vida porque andabas enredado en pensamientos que te sacaban de tu presente y te llevaban al pasado o al futuro.
Una vida vivida requiere de tu presencia. Estar presente significa ser consciente, con los 5 sentidos alineados, desarrollar la intuición, apreciar lo que sucede fuera y dentro de ti, ser observador de todo y la consecuencia de ello es que lograrás claridad para tomar decisiones. Parece que todo son ventajas, y sin embargo muchas personas no saben cómo estar presentes.
Por ello, porque sé que llevas 12 meses esperado a que llegue el momento más deseado del año, las vacaciones, y porque espero que éstas supongan un verdadero tiempo de descanso, disfrute y aprendizaje para ti, he agrupado un conjunto de técnicas que espero te ayuden a empezar a vivir de una manera diferente.
1) Observa y cuestiona tus pensamientos, deja de identificarte con ellos. Nuestra mente está hecha para generar pensamientos, ésa es su función. Cuando empecé a practicar mindfulness me di cuenta de lo fácil que me resultaba encadenar sucesiones de pensamientos.
Uno de mis profesores establecía una analogía entre los pensamientos y las palomitas en el microondas: primero salta una, y en pocos segundos, casi sin darnos cuenta, todas las demás. Una palomita es la última reunión de trabajo, otra el seguro del coche que toca pagar, otra es la cita del dentista que no has cerrado, otra tiene que ver con la discusión de anoche con la pareja, y así sucesivamente…
Si no haces un acto voluntario (que puedes aprender), es fácil que un pensamiento te lleve a otro, y después a otro, y luego a otro, y luego a otro… Los pensamientos traen consigo juicios sobre bueno/malo, agradable/desagradable, etc.; estos juicios son interpretaciones basadas en tu forma de ver el mundo que a su vez van a desencadenar en ti un estado emocional concreto (tristeza, enfado, alegría, etc.) y ese estado emocional afecta a tu salud y capacidades físicas. ¡Guauuu, es increíble el poder que pueden llegar a tener los pensamientos! ¿Verdad?
Por eso, te propongo como primera técnica que te conviertas en observador de tus pensamientos. Si te descubres a ti mismo “haciendo palomitas” visualízate no siendo esas palomitas que saltan, sino el observador que las mira desde fuera, desde el cristal de microondas, y desde ese lugar pregúntate:
- ¿Qué intención tiene este pensamiento? Recuerda: a veces pensamos como sustitutivo de la acción, por lo tanto, ¿quieres actuar y cortar el pensamiento ahí, o quieres seguir pensando? ¿Qué te impide actuar ya?
- ¿Para qué estoy poniendo mi atención en este asunto que me hace generar tantos pensamientos y gasto de energía?
- ¿Qué estoy dejando atrás al dedicarle tiempo a estos pensamientos?
- Después de todo este tiempo pensando, ¿a qué conclusión he llegado? Si fuera un pensamiento ajeno y no propio, ¿qué diría sobre él? ¿Es racional o irracional?
El filósofo Descartes hizo célebre la frase: «Pienso, luego existo” y con ella, una corriente basada en la indentificación entre el ser y el pensar. Pero, ¿realmente tú eres tus pensamientos? Los pensamientos son pasajeros e incluso contradictorios, si te identificas con ellos, ¿dónde queda tu esencia, tu SER? ¿Eres acaso una “palomita”?
2) Pon límites a tus pensamientos de forma voluntaria. De la misma forma que tienes horarios en la oficina, establece horarios para aquellos pensamientos recurrentes que te intranquilizan y no le dediques más tiempo que ése. Si el pensamiento aparece en otro momento, amablemente te dices: “ya se cumplió tu horario, no es momento para más palomitas”. Y justo en ese momento, pasas a la técnica 3.
3) Cambia el foco de atención. Como con la técnica 1 te has convertido en observador de tus pensamientos, cada vez que hagas “palomitas mentales” te vas a dar cuenta. Entonces puedes voluntariamente meter una distracción, dejar de enredarte en esa sucesión de pensamientos y poner tu atención en otra cosa. Puede ser algo tan sencillo como:
- Tararear la letra de una canción.
- Recitar una poesía.
- Preparar la lista de la compra.
- Recordar los nombres de tus amigos del colegio.
- Describir la ropa que llevas tú o una persona que tengas cerca.
- Observar tu respiración y centrarte en las sensaciones físicas que estás experimentando.
La lista de alternativas es infinita. Lo importante es que desvíes la atención a otro punto, de tal manera que esa cadena de pensamientos se desvanezca.
4) Escribe los pensamientos persistentes, esos temas que verdaderamente te pre-ocupan (sí, lo escribo así de forma intencionada). Si están en el papel, dejarán de estar dando vueltas por tu mente. Escribe e incluso dibuja todo lo que se te ocurra sobre ese tema, sin filtros ni censuras. Utiliza la hoja en blanco para desahogarte.
Deja pasar un tiempo, 1 ó 2 días y vuelve a leer lo que has escrito. Desde la distancia, ¿a qué conclusión llegas? A veces la perspectiva del paso del tiempo ayuda a modificar el significado de aquello que te pre-ocupa, y lo que antes anticipadas como negativo ya no lo es tanto.
Nuevamente plantéate qué puedes hacer para solucionar eso a lo que no paras de dar vueltas. Si puedes hacer algo, ¡hazlo! Pide ayuda si la necesitas, y compártelo con seres queridos, buscando su apoyo.
Si no puedes hacer nada para reparar, la aceptación puede ser un camino. El psicólogo humanista Abraham Maslow decía: “Uno no se queja del agua porque está mojada, ni de las rocas porque son duras… La persona que se autorrealiza encara la naturaleza humana en sí mismo y en los demás de la misma manera en que el niño mira al mundo con ojos muy abiertos, inocentes y sin crítica, simplemente apreciando y observando lo que corresponde y sin discutir las cosas ni pretender que sean diferentes”.
La aceptación nos lleva a la técnica 5.
5) Desarrolla tu curiosidad y vuelve a ver el mundo que te rodea con ojos los de un niño, como si todo fuera novedoso para ti. Observa todas las pequeñas cosas como únicas, sin juzgar, aceptándolas como son.
Incluso te propongo ir más allá: haz algo nuevo cada día, que todos los días sea tu primera vez. Eso te llevará a ejercitar tu capacidad de atención en el presente, en las nuevas sensaciones y dejarás de estar con el “piloto automático”. Esa primera vez puede ser algo tan sencillo como:
- Ir al trabajo por un camino diferente al habitual.
- Caminar fijándote en tu postura corporal y modificarla conscientemente.
- Comer platos nuevos.
- Hablar con ese compañero con quien te cruzas en el pasillo de la oficina pero del que no sabes nada.
Verás cómo el mundo tiene mucho que ofrecer y esta vez vas a acordarte de todo lo vivido… porque esta vez sí estás presente. ¡Feliz verano!
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