Estrés I: ¿Qué es realmente esto que siento?

Estrés, ansiedad, angustia,… Es frecuente que en nuestro día a día utilicemos cualquiera de estos términos indistintamente para referirnos al malestar emocional y físico que experimentamos ante situaciones reales o imaginarias que interpretamos de riesgo hacia nuestra salud (mental, emocional, física) o hacia nuestros objetivos.

¿Qué es realmente eso que sientes? ¿Qué lo ha originado? Y más importante aún, ¿qué puedes hacer para evitarlo o combatirlo una vez que ya ha aparecido?

Para dar respuesta a estas preguntas he preparado una serie de posts relacionados con el estrés. Éste es el primero de ellos donde pretendo hacer una distinción para así diferenciar qué es estrés y qué no lo es aunque se le parezca.

La confusión más frecuente que se produce es entre estrés y ansiedad, ya que presentan muchas características comunes cuando el estrés es de alta intensidad y se mantiene en el tiempo. Sin embargo, hay algunas diferencias básicas. A grandes rasgos, serían éstas:

1) Origen: el estrés se produce ante acontecimientos EXTERNOS, estímulos que provocan una respuesta en nosotros. Cuando desaparece el estímulo que ha activado la respuesta de estrés, el estrés desaparece.
La ansiedad está más relacionada con características INTERNAS y estables en el tiempo asociadas al carácter de cada persona. Por lo tanto, una respuesta de ansiedad puede permanecer en el tiempo y es específica de cada individuo.

2) Emociones: el estrés puede llevar asociado emociones positivas (es decir emociones que generan placer, tales como el interés o la esperanza, por ejemplo) y negativas (como miedo, ira, etc). Puede que te extrañe esta asociación entre estrés y emociones positivas, pero más adelante explicaré qué hay de positivo en el estrés.
La ansiedad, mientras tanto, es tan solo una emoción negativa y sus efectos son siempre indeseados por quien la experimenta.

3) Secuencia de los efectos emocionales, fisiológicos (cuerpo) y psicológicos: cuando aparece el estrés los primeros efectos surgen a nivel emocional y físico, no de pensamiento. Por el contrario, en la ansiedad los primeros en aparecer son los pensamientos (anticipando consecuencias negativas) y posteriormente se desencadenan cambios emocionales (miedo, tristeza, asco, etc.) y físicos (sudoración, palpitaciones, dificultad para dormir, etc.).

 

Por todo ello, tomando la definición del catedrático de psicología Enrique G. Fernández-Abascal podríamos concluir que el estrés es un PROCESO que se origina ante una exigencia al organismo, frente a la cual éste no tiene información para darle una respuesta adecuada, activando un mecanismo de emergencia consistente en una activación psicofisiológica que permite recoger más y mejor información, procesarla e interpretarla más rápida y eficientemente, y así permitir al organismo dar una respuesta adecuada a la demanda.

Aunque la definición es larga y puede resultar compleja, he subrayado los elementos que definen el estrés y que son:

  • Proceso de adaptación.
  • Producido ante cualquier cambio o exigencia que rompe nuestros automatismos.
  • No tenemos información (no hay experiencia previa).
  • Mecanismo de emergencia, anticipando un peligro.
  • Activación de nuestros recursos físicos y psicológicos, es decir, todo nuestro cuerpo se prepara para actuar.
  • Respuesta adecuada a la exigencia que ha inciado el proceso.

Por lo tanto, el estrés aunque lleve asociado emociones (activación psicológica) no es una emoción, es un proceso de adaptación.

Los efectos del estrés a nivel mental, de comportamiento y fisiológico (la biología del cuerpo) dependerán de varios factores como por ejemplo:

  • Intensidad, duración y frecuencia de ese cambio o exigencia. No todos los cambios que generan esa ruptura en los automatismos nos afectan por igual. No es lo mismo una visita inesperada, que la pérdida de trabajo o la muerte de un familiar aunque en todos estos casos se desencadene este proceso de adaptación llamado estrés.
  • Predisposición genética o variables específicas de cada individuo. Hay personas más sensibles al estrés que otras.
  • Apoyo social o ausencia de él.
  • Ingestión de sustancias: anfetaminas, cafeína, nicotina, etc.
  • Proceso de valoración de cada persona, es decir, cómo interpretes esa exigencia del exterior en base a tus creencias sobre la exigencia en sí y tus capacidades para hacerle frente.

Por lo tanto, ¡¡buenas noticias!! Según este listado sí hay factores que están bajo tu control, cosas que sí puedes hacer para evitar que el estrés afecte a tu estado de bienestar. Si quieres saber más sobre el estrés, te invito a que no te pierdas mi siguiente post.

Coaching para el Cambio en Madrid

Share
Comentarios ( 0 )

    Deja un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será pública. Los campos marcados con un asterisco (*) son obligatorios. *